Hay días en que piensas que es mejor no haberte levantado de la cama, te levantas con el pie izquierdo, todo confabula para hacer tu día fatal. Y aun asi tienes que ser fuerte, aunque las lagrimas están a punto de salir de tus ojos, o se escapan unas cuantas por las rendijas de tus pestañas decides quitarlas con un dedo, serenarte y ser una estatua de inexpresividad, seguir tus actividades como si fuera otro día normal. Solo las personas que mas te aman se dan cuenta de lo que pasa y es ahí, en ese momento donde los sentimientos afloran y las lagrimas contenidas empiezan a brotar, como si fueran agua de una tubería rota, donde por mas que intentas pararla sigue brotando mas.
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